martes, 22 de julio de 2008

[• Juan D. Perón y Henry Kaiser •]

PERON Y HENRY KAISER
Paro los que nos gustan los fierros, hay anécdotas que resultan apasionantes como el mismísimo automovilismo. La historia se ha ocupado de mostrarnos una y otra vez que siempre, las industrias automotrices del mundo dependieron de los gobiernos.
Argentina, en ese sentido coadyuvó con este concepto, incluso como se dice hoy, fue una bisagra en lo que es la
industria automotriz. Cuanto más, si somos felices poseedores de alguno de estos modelos históricos, que nos ocupa. La fábrica norteamericana Kaiser, en los años 50, fijó sus ojos en América del Sur y así decide formar una delegación de la Hight Society y recorrer los despachos de los presidentes de diferentes países y entablar negociaciones tendientes a establecer fábricas, en los países que resultaran atrayentes. El grupo “exploratorio” en cuestión, estaba integrado por HENRY KAISER, el mayor Morrison, Mario Bermúdez, Bob Elliot y Hill Weinntraub, un reconocido publicitario de Nueva York; todos acompañados con sus esposas. Aquel agosto del 54´, marcó que ese tour no había sido en vano y que a la postre traería consigo grandes satisfacciones y mejores negocios aún.

LA OPORTUNIDAD ESTABA EN LA ARGENTINA
El presidente Juan Domingo Perón los recibía en su despacho y mientras hablaban de negocios, ellas, las señoras recorrían los jardines de la residencia.
Fue precisamente la joven señora de Henry quien, mientras recorría los jardines de la quinta presidencial de la Avenida Alvear que se levantaba en los actuales terrenos de la biblioteca nacional, quedó extasiada frente a un sobrio Mercedes Benz 190SL como el de la foto, parado fuera de los garages, donde se guardaban los autos que usaba el Presidente Juan Domingo Perón.
Los asesores del presidente pues, fueron los voceros en comunicarle esta impactante impresión que había causado en la señora de Kaiser aquel Mercedes. Iso facto, Perón le dijo: -“¡Señora!...por favor…le ruego que acepte este auto como presente del pueblo argentino en apreciación del trabajo que la compañía de su esposo está haciendo por ellos”. La joven esposa de Kaiser, con sólo 37 años, se sintió abrumada y al instante su esposo Henry J. Kaiser le dijo al general Perón que le enviaría, en reciprocidad, un Kaiser Maniatan nuevo y totalmente equipado.
Finalmente, la comitiva partió hacia Chile, Perú y Venezuela. Obviamente, llevando el Mercedes 190SL con ellos. Henry Kaiser ya había elegido a la Argentina para su gran emprendimiento que se llamaría IKA (Industrias Kaiser Argentina). Unas semanas más tarde, el lugar del Mercedes 190SL en la cochera presidencial, lo ocupaba un reluciente Kaiser Maniatan “Full Equipo”.