sábado, 21 de junio de 2008

<• Idioma Pacificador •>



Aún hay otro país posible…
Una comunidad muy pequeña, transformada en el más grande ejemplo de una sociedad enferma por la violencia, y la incomprensión.
Tortugas, en el departamento Belgrano, casi en el límite con la provincia de Córdoba con solo 2.400 habitantes y un puñado de alumnos de la Escuela Sarmiento 263, de sexto y séptimo grado, convertidos en un maravilloso grupo de mediadores.
Alumnos que trabajan en forma pacífica, para resolver los conflictos dentro de la escuela. Aunque resulte utópico, increíble o sacado de cualquier libro de lo insólito, es así; conversando reducen los conflictos, donde más allá de los resultados, para disminuir las sanciones y eliminar la intervención de los adultos, favorecen las relaciones interpersonales.
La directora del establecimiento María Esther Lorenzo, junto a un grupo de maestros, autoridades, instituciones, colaboradores y tras un diagnóstico, observaban problemáticas recurrentes e inmersos en los tiempos convulsivos que se viven hoy, en día, hicieron cierto la famosa frase de “aún hay otro país posible”….
Marcela Viozzi, fue la encargada de capacitar a alumnos de nivel medio y nos dijo en el programa “Radioinforme 3” de Miguel Clariá por CADENA 3, que solo se trata de voluntad y de mirarnos en el espejo del bien, ni mágico ni solución inmediata, simplemente apostar al diálogo desde la escuela para que disminuyan los conflictos de violencia. Los adultos…¿podremos mirarnos alguna vez en ese espejo? ¿seremos capaces?

Parte de esa nota, transcripta para nuestro blog…
“A raíz de hechos que pasaban en nuestro pueblo y trabajando sobre las ONGs y sus propósitos surgió la idea de inventar una organización de este tipo que trate el tema de la violencia”, apunta la maestra.
“Una vez una alumna le contestó mal a una señorita porque pensó que no la quería, que la dejaba de lado. Entonces le preguntamos a la chica qué le había dicho y si estaba arrepentida. Y al final la nena, como la quería mucho a la maestra, le pidió por favor que la perdone. A la seño se le caían las lágrimas y así se solucionó”, ejemplifica una alumna, de nombre Mirela.
En tanto, otros dos alumnos, Ayrton Ponce y Axel Castro cuentan otro caso de mediación exitosa: “Había un chico que molestaba a sus compañeros y que reaccionaba mal cuando le decían que lo iban a retar. Hasta que se agarró a golpes con otro, pero cuando intervenimos prometió que no lo iba a hacer más y hasta ahora no hubo más problemas”.
Pero al enfrentar la violencia entre pares, los chicos de Tortugas trataron de limar también aquellos roces que se producían de manera verbal o simbólica. “Muchas veces se dicen cosas feas, y hasta si había algún enfermo en la familia también se cargaban con eso”, dice Camila Colombano, compañera de Mirela en varios casos de mediación escolar.
Una y otra vez la escucha y el diálogo son las palabras que utilizan los chicos para contar su estrategia a la hora de resolver los problemas de violencia. Porque como dice Sebastián Lardone, de sexto, el diálogo permite “ganar la confianza de los demás chicos y solucionar los casos sin responder a la violencia”. “Buscamos llegar al origen de porqué se arman los líos y tratamos de solucionar el problema inicial, si fue otro alumno o si empezaron los dos”, agrega Santiago otro alumno.